lunes, 19 de marzo de 2018

El sonar de un monstruo.



Entre el constante retumbar de los incesantes alaridos, se podía destacar un profundo grito envuelto en agobio, mientras se avecinaba el mísero juicio que llegase a acallarlo para siempre, el cual, dolosamente osaba tomarse lo que aparentaban ser décadas sin una notoria razón de ser; permitiendo que, lentamente la desesperación empeorase tras cada intento fallido de lograr que sus manos alcanzaran aquella luz, que simulaba ser su salvación, pero, arrogantemente parecía burlarse de él, causando que la indignación se apoderase de su alma y entre el resonar de sus gritos, las maldiciones se hicieran vigentes, hasta el punto de perder interés en mantener oculta su presencia del ser que creía, le acechaba desde las tinieblas, pero, que aún no buscaba darle muerte, tal como ya lo había hecho con su compañero y que no tardaba en hacerlo con los moribundos hombres, los cuales ya no podían hacer más que quejarse               CC por Juanedc          de su sufrimiento, cuales míseros espectros del antiguo esplendor que poseían, tan sólo unos minutos atrás, cuando aún tenían piernas musculosas para correr como gacelas, o brazos tan fuertes como para cargar a un elefante y un elevado ego, que haría ver al gran Narciso como alguien extremadamente modesto.
Pero, ya de nada les servía ni su gloria pasada ni su arcaico orgullo, pues, éstos ya no existían; e irónicamente se habían perdido por nada, pues, sin importar cuanto se humillaren o con cuánta arrogancia buscaran retar a esa criatura, ni mucho menos cuanto le suplicaran al único hombre sano, que aún fervorosamente luchaba por escapar; todos morían cuando sus cráneos eran aplastados por aquel ser, que parecía respetar un ritmo desproporcionado, que constantemente perdía el equilibrio, pero que, misteriosamente parecía representar el singular compás que se manifiesta en las marchas sepulcrales, el cual, se mantuvo vigente, hasta que ya no quedó ni un solo hombre moribundo y las singulares lágrimas que causa la desesperación osaban brotar de los cansados ojos del único superviviente, quien ya presentía cómo habría de acabar su historia y que tan doloroso habría de ser su final, siendo éste confirmado por el breve sonido de un crujido y el salpicar, sobre la pared, de unas gotas rojas.

CC por Juanedc

Para conceptos, cuyo significado no resulte claro:
Real Academia Española. (s. f.). Acallar. En Diccionario de la lengua española (avance de la 23.a ed.). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=0GX0cSe
Real Academia Española. (s. f.). Fervor. En Diccionario de la lengua española (avance de la 23.a ed.). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=HoeVBwP
Real Academia Española. (s. f.). Osado,da En Diccionario de la lengua española (avance de la 23.a ed.). Recuperado de http://dle.rae.es/?id=RH4I3ef

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recalcitrante.